(sic) 01/12
Primer número de (sic) societat i cultura, un proyecto expositivo y editorial que adquiere la forma de una publicación periódica. Durante doce semanas, un ejemplar como éste saldrá a la calle con la intención de marcar un territorio, el barrio de Velluters, a partir de un proyecto generado desde el MUVIM, espacio que asimismo acogerá desde el 17 de diciembre la base de datos de (sic) en el Hall del museo. Velluters se convierte en el motivo de estudio, la excusa si se quiere para desde aquà hablar de aspectos que relacionan cultura y ciudad, conceptos muchas veces relacionados y, en ocasiones, tautológicos. Velluters es un organismo vivo sobre el que hacer un diagnóstico elaborado con textos, intervenciones gráficas, opiniones, comentarios, testimonios, imágenes, crÃtica y memoria.
En (sic) 01/12, Ãlvaro de los Ãngeles plantea la cuestión sobre qué hacer cuando se emplean las herramientas que ofrecen las instituciones públicas culturales y cómo situarse éticamente ante tal responsabilidad. Francisco Pérez Moragón evoca desde la primera persona partes de la memoria del barrio, construida desde la historia del lugar y las experiencias personales. Dos artÃculos departen sobre la experiencia de la vida en el barrio: el periodista Jaime Prats redacta un encuentro tenido con el presidente de la Asociación de Vecinos “El Palleterâ€, Ricardo Burguete, y Marta Climent, politóloga y vecina del barrio, ofrece su mirada sobre la vida en Velluters hoy, con los conflictos y las ventajas que lleva implÃcitos. Josep LluÃs Barona repasa la historia del Hospital General en un texto redactado con profusión de datos de interés, que nos indica cómo surgió y qué llegó a ser el edificio que ahora es la Biblioteca Pública de Valencia. Xavier Aliaga entrevista a Alfonso Grau, Teniente de Alcalde del Ajuntament de València a propósito de esta zona de Ciutat Vella que siempre parece estar desactivada. La intervención artÃstica de (sic) 01/12 corre a cargo del fotógrafo Juan González Fornes, del que se publican cuatro imágenes pertenecientes a su serie Sustratos, donde analiza a través de imágenes la complejidad formal de las ciudades actuales. Se completa este número con la sección Velluters es la gente, compuesta por los testimonios de algunos habitantes o trabajadores del barrio, realizada por X. Aliaga.
PODER HACER, DEBER DE HACER. Ãlvaro de los Ãngeles
Este primer número de (sic) societat i cultura inicia un recorrido de doce semanas queriendo poner en relación diferentes elementos en apariencia dispares. En primer lugar, responde a un planteamiento de hacer ciudad haciendo cultura, o viceversa, tal y como creemos que debe entenderse la función de los museos en las sociedades contemporáneas. Esto es, pisando el suelo de la sociedad a la que se deben y representan, entendiendo sus espacios fÃsicos como lugares de transacción de conocimiento y generando situaciones que los conecten con el público. La intención del Muvim al plantear un proyecto que incluyera dentro de sà el barrio donde se ubica, ha permitido desarrollar esta herramienta de uso social –periódica pero limitada, fraccionada pero con ánimo de ser un todo correlativo– en vez de buscar un resultado definido o la ilustración precisa de cualquier idea preconcebida. En cierto modo, responde a la necesidad de plasmar la personalidad orgánica de un espacio urbano que, por el hecho de serlo, está en proceso continuo. Descargar texto Ãntegro PDF
RECUPERAR VELLUTERS, ENTERRAR EL CHINO. Jaime Prats
Afortunadamente para sus vecinos, Velluters ya no es lo que era. Esto no quiere decir que haya vuelto a ser el barrio tranquilo que algún dÃa fue, o que algunos de sus vecinos más ancianos guardan en el fondo de sus retinas, aunque hacia allà se dirigen los esfuerzos de la asociación El Palleter. Ricardo Burguete es su presidente y conoce como pocos estas calles del corazón de Valencia. Allà nació, en el número 25 de Roger de Flor, y, a sus 69 años, allà sigue viviendo, a tres patios de distancia. En todo este tiempo, el barrio ha cambiado radicalmente. Sus esquinas no tienen nada que ver con aquellas donde jugaba cuando era un niño. Ni siquiera existe ya el antiguo hospital que convirtió, junto con un amigo, hijo de un enfermero, en un privilegiado patio de juegos. De todo esto hace 60 años. Y, a pesar de que ya asomaban algunos de los problemas que han acabado dando mala fama a este lugar, tan próximo y, a la vez, tan distante del centro de Valencia, aún se respiraba en muchos lugares el ambiente de un pueblo tranquilo, con vecinos a la puerta de casa tomando el fresco y una familiaridad imposible de imaginar hoy en dÃa.
EL BARRI. Francesc Pérez i Moragón
En la meua memòria de quan era un petit habitant d’aquest rotgle, però no de cap dels carrers compresos en el rodal que ara ens interessa, el barri es deia “del Pilar†i, en part, segons qui parlara, “el barri Xinoâ€. El topònim primer provenia de l’església col·locada sota l’advocació de la patrona de Saragossa, al costat de la qual hi hagué un quarter militar, tots dos edificis situats cap a la plaça homònima. El nom de “Xino†identificava l’activitat a la qual es dedicava una part dels locals i dels habitants del lloc, sobretot des que la planificació urbana havia fet desaparèixer la prostitució i altres negocis pròxims de l’antic barri de Pescadors, al costat del carrer de les Barques, prop de la Vallada (o Baixada) de Sant Francesc, allà per on se situaria la plaça central de València, coneguda per diversos noms successius i ara mateix per la denominació, bastant grisa i provinciana, “de l’Ajuntamentâ€. I fou precisament d’un dels consistoris locals que, en un moment donat, en fer una divisió administrativa de la ciutat, va aparéixer el nom de “Vellutersâ€, que recorda com, durant molts anys, la producció de seda va ser una indústria molt pròpia de la zona. La pervivència del gran casal del Col·legi de l’Art Major de la Seda n’és un testimoni ben clar. Com ho és l’ara restaurat casal dels Romero. I ho era igualment un que tenia un portal molt ornat i solemne, el de Joaquim Manuel Fos (València 1730-1789), que estudià en països estrangers les noves tècniques de la producció textil per portar-les a València (una mena d’espia industrial, que actuava disfressat d’obrer), i fou alcalde del barri, on crea el servei de vigilants nocturs, seguint l’exemple de les més avançades capitals europees. La crisi del negoci seder, en el segle XIX, precipità la decadència del barri. Cal pensar que, en tota la ciutat, el 1724 hi havia 2.500 telers de seda; el 1750, 3.400, i arribà als 5.000 el 1787. Una bona part d’aquestes mà quines treballaven al barri de Velluters.
VIVIR EN VELLUTERS. Marta Climent
Gracias al impulso de los fondos europeos destinados a la rehabilitación de los centros históricos, el actual barrio de Velluters, que se sitúa en el espacio urbano que va de la calle Quart a los jardines de la calle Hospital, colindantes con Guillém de Castro, ha sufrido una gran transformación pasando su rehabilitación por el derribo de gran parte de su edificación en muy mal estado de conservación. De hecho este barrio es el que cuenta con menos edificios protegidos de todo Ciutat Vella. Sin embargo, esta escasez da mayor importancia a la conservación de los escasos edificios protegidos para que el barrio conserve su identidad e interés cultural.
EL HOSPITAL GENERAL. Josep Lluis Barona Vilar
Situado en el corazón de Velluters, el Hospital General, fundado en 1512 constituye un modelo de institución asistencial del Antiguo Régimen. Su origen renacentista está estrechamente vinculado al auge de la ciudad y a los valores de la burguesÃa. En la Edad Media el hospital cumplÃa funciones de asilo de peregrinos y pobres; sólo subsidiariamente prestaba asistencia sanitaria, pero el hospital sirvió a las elites urbanas dominantes para paliar la pobreza estructural de las ciudades y los conflictos sociales derivados de ella. Las primeras fundaciones hospitalarias de Valencia datan de los comienzos de la conquista. El monasterio de San Vicente de Roda, creado por Jaime I, contaba con un hospital y el mismo monarca fundó el Hospital de San Lázaro (1251) para aislamiento de leprosos. Durante los años centrales del siglo XIII, el burgués Guillem Escrivà fundó el Hospital de Sant Guillem y a finales de esa centuria la reina Constanza fundó el Hospital de Santa Lucia, conocido como Hospital de la Reina. En 1400 habÃa en Valencia cinco pequeños hospitales y una leproserÃa para afrontar la pobreza y la marginalidad. La intensa actividad económica y la riqueza de la ciudad generó una burguesÃa dinámica que impulsó instituciones para acoger vagabundos, marginados y enfermos, que en momentos de crisis social y económica provocaban altercados y agresiones, con el consiguiente incremento de la delincuencia y amenaza para la seguridad.
ENTREVISTA A ALFONSO GRAU. Xavier Aliaga “La historia de Velluters y el Carmen ha condicionado su rehabilitación y su repoblaciónâ€
Por experiencia vital y polÃtica, Alfonso Grau Alonso es uno de los testigos de referencia de las transformaciones de Valencia y su centro histórico. Nacido en Callosa d’En Sarrià , en Alicante, pronto se traslada a la capital del Turia, donde cursa sus estudios de bachillerato y de medicina. Cirujano de profesión, se incorpora al equipo de gobierno del ayuntamiento de Valencia en 1995, como concejal de Feria y Fiestas, y un año más tarde asume la primera tenencia de alcaldÃa. Hasta hoy. Es arte y parte, por tanto, del selecto grupo de decisión que ha cocinado algunas de aquellas transformaciones.
INTERVENCIÓN 01/12 Juan González Fornes. Sustratos
Las fotografÃas en color que aparecen en las páginas 2, 3, 4 y 5 son del fotógrafo Juan González Fornes, pertenecientes a la serie Sustratos, derivada a su vez de la genérica Dishábitat. Estas imágenes muestran el momento en que las catas arqueológicas, realizadas en solares de la Ciutat Vella de Valencia antes de construir un nuevo edificio, están dispuestas para ser analizadas y registradas. La presencia a un mismo tiempo de los restos de civilizaciones anteriores, el nivel de la ciudad actual y los edificios de distintas épocas en pie y habitados, componen un puzzle que actúa como reflejo de la complejidad formal de las urbes. El formato vertical de las imágenes acentúa el carácter de prospección que posee este trabajo fotográfico, registrando un momento y un lugar que dejó de ser tal cual poco después de realizada la fotografÃa.
Juan González Fornes (Valencia, 1982)
Su trabajo fotográfico se ha centrado en analizar los cambios morfológicos de las ciudades contemporáneas atendiendo tanto a su relación con la historia como a los nuevos modos de habitarlas. Sus principales series son Dishábitat y Disurbe. En la primera, la atención se centra en la parte antigua, fundacional, de las ciudades y el modo de su conservación, rehabilitación y exposición espectacular. Con Disurbe, su cámara se aleja de los centros urbanos y refleja las urbanizaciones acorazadas, prototÃpicas (Segregación) y los polÃgonos industriales (Producción), imágenes bañadas por una sombrÃa noche americana que cuestiona el concepto de arquitectura de la seguridad y el bienestar sin fisuras.