(sic) 12/12

Último ejemplar de (sic) societat i cultura que completa la serie de doce números aparecidos en las últimas doce semanas, desde su inicio el 3 de diciembre de 2009. El espacio de lectura (sic), inserto en el hall del MUVIM, se cerró el pasado 14 de febrero anunciando el final del proyecto. Su comisario, Álvaro de los Ángeles, hace balance de las intenciones previas y lo alcanzado por este proyecto experimental en el artículo La conclusión imposible. Es el momento de rendir cuentas ante el trabajo desarrollado y lanzar cuestiones que queden sin respuesta (algunas incluso por la dificultad para comprender sus causas). Además, añade, puesto que (sic) ha tomado Velluters como modelo, es imprescindible no olvidar el barrio –su patrimonio, sus carencias, su realidad social– por más que este proyecto efímero termine. Salvador Albiñana retrata la vida del barrio a través de las calles transitadas por él entre 1951 y 1972. Un aire mágico recorre su artículo, haciéndonos pensar en en otra época, donde los abanicos, los barquillos y las vendedoras callejeras de salazones eran elementos cotidianos de este barrio.
Desde la reivindicación urbanística y social, Maota Soldevilla recupera la imagen de Vicente Blasco Ibáñez, nacido en la calle Jabonería Nueva de Velluters, hoy inexistente, liquidada para la apertura de la avenida Barón de Cárcer. La historiadora relaciona este suceso con lo que está ocurriendo en la actualidad con la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, que pretende partir El Cabanyal en dos mitades irreconciliables. Fernando Vegas y Camilla Mileto, como ya hicieron en su colaboración en (sic) 04/12, analizan la situación urbanística de Velluters desde los datos históricos para hablar de la situación presente. En este caso, los investigadores atienden a las tipologías de las viviendas construidas a través de las últimas décadas y la modificación de los niveles de protección de sus edificios resistentes.
La intervención gráfica corre a cargo de la artista y escritora Virginia Villaplana en colaboración con los participantes del taller Lo viejo y lo nuevo, impartido en la EASD de Velluters en octubre de 2009. Un palimpsesto de imágenes y huecos se organiza por temas con la intención de registrar Velluters en el momento actual, generando un banco de imágenes que ha estado a disposición de (sic) a lo largo de este trayecto. Se completa este último número con una versión expandida de Velluters es la gente a cargo de Xavier Aliaga. En este caso, la sección toma asimismo la contraportada, el lugar destinado hasta ahora para la entrevista. Se quiere ver en esta apropiación del espacio la vindicación e importancia de quien vive y hace Velluters día a día.
Con estos contenidos termina la andadura de (sic) societat i cultura; la barra diagonal roja que cruza la portada y contraportada de este último número indica el fin del proyecto. Aun a riesgo de enviar un mensaje obvio, no hay que olvidarlo: Velluters sigue y resiste.

ALGUNAS CALLES, 1951-1972. Salvador Albiñana
Cuando Álvaro de los Ángeles me invitó a colaborar en el proyecto (sic) le dije que escribiría una nota sobre algunos de mis recuerdos del barrio. Está muy bien, contestó. Lo hice pensando en una foto que acababa de descubrir, una foto de José María Penalba, “Tranvía circulando bajo las Torres de Quart”, fechada en noviembre de 1960. En el tranvía hay colgada publicidad del Cine Oeste. Parece el anuncio de un programa de Cinema Holiday, aquel novedoso sistema de las tres pantallas que llegó a España por entonces, aunque si no recuerdo mal esa Sala se inauguró con “La Conquista del Oeste” que debió estrenarse en 1963. Quizá la foto de Penalba sea algo posterior, pero tampoco importa demasiado. El tranvía que vemos cubría la línea 7, el trayecto entre  Ruzafa y Mislata. Acaba de detenerse y ha descendido de él un hombre de gesto decidido, bien vestido, con sombrero y gabardina blanca, que se dispone a cruzar la calle Guillén de Castro. Conocí a ese hombre y creo saber donde iba. Era Alfredo Carbonell, encargado de la fábrica de abanicos Albiñana que, desde 1957, estaba en la calle Turia, entre las calles de Quart  y Borrull. Sin duda, era un día laborable y se dirigía al trabajo. A comienzos de los setenta tuve ocasión de tratarlo; era una excelente persona y un profesional muy cualificado y competente.

LA CODICIA. Maota Soldevilla
“A veces tiene el tiempo / maneras de vivir / que hacen de la historia un imposible / y sin embargo explican / la claridad oculta de las cosas.”
Francisco José Cruz, fragmento de Lanza o remo
Si es verdad que en esta ciudad, ningún barrio histórico se libró del abandono al que fueron sometidos durante los nefastos tiempos de la dictadura, creo que no exagero si digo que el barrio de Velluters se llevó “la palma del martirio”, ya que tuvo que sobrellevar este abandono con una herida abierta que en la actualidad sigue sin cicatrizar: el proyecto de la apertura de la avenida del Oeste.
Todos sabemos, aunque no todos lo practicamos, que una buena medida para acabar con el contrario es partirlo por la mitad. Y, aunque se denominara políticamente “de higienización del centro histórico de la ciudad” este era el objetivo del proyecto de la avenida del Oeste: partir por la mitad el centro histórico de Valencia. Para ello, se traza una gran avenida cuya misión era facilitar al tráfico rodado el tránsito por el centro de la ciudad; y digo el tránsito porque esta gran avenida, en cuyos bordes se construirían nuevos edificios de escala desproporcionada al caserío existente en el centro histórico, serviría también de barrera para que las dos mitades del casco antiguo desmembrado se fuera tornando invisible para el resto de los ciudadanos.

LA CONCLUSIÓN IMPOSIBLE. Álvaro de los Ángeles
Cuando se ideó (sic), bastantes meses atrás, el proyecto era una abstracción y una aventura aún por escribir, que al darle un aspecto y una forma a través de la tipografía, el diseño, la estructura de los contenidos, las colaboraciones, el mobiliario…, adquirió también una personalidad. Durante las doce semanas intensas de su existencia, (sic) ha roto algunos de los esquemas previos, incluso los más cercanos a la fecha de salida del primer ejemplar y, ahora que termina su recorrido, con Velluters como excusa y como fondo siempre presente, (sic) ha madurado; se ha emancipado de cualquier previsión y lo ha hecho mientras se mantenía fiel a su cometido principal de relacionar el concepto de museo (en este caso el MUVIM) con el de ciudad y barrio (Velluters). Esta relación, extraña y cotidiana al mismo tiempo, tan propia de los tiempos presentes en que los museos quieren humanizarse y los barrios necesitan hacerse escuchar en otras instancias, se ha querido cumplir a rajatabla y se ha llevado adelante hasta sus últimas consecuencias.
En cualquier intento de profundización existen capas y estratos desconocidos antes de iniciar la prospección, espacios más o menos liminares de los que no es fácil volver para contar cómo o por dónde transitarlos, pues con frecuencia son viajes con un único trayecto. (sic) ha sido y ha realizado ese tránsito a veces como un sonámbulo, a veces bien despierto, portando por única lumbre la fe ciega en su cometido principal, ser puente entre una institución cultural y un barrio en gran parte olvidado; con el añadido, no menos importante, de generar una plataforma efímera de crítica cultural. No dudamos en haber cumplido en parte este reto pese a la consciencia de las limitaciones, implacables como la cruda realidad, que se han hecho visibles de forma constante a lo largo del camino. La exigua e inconstante distribución de los ejemplares por el barrio y la ciudad, por ejemplo, pesa como una losa. Descargar texto íntegro PDF

LA [DES]PROTECCIÓN DE LOS EDIFICIOS HISTÓRICOS EN EL BARRIO DE VELLUTERS. LA HISTORIA QUE SE PIERDE. Camilla Mileto, Fernando Vegas
El centro histórico de la ciudad de Valencia está actualmente dividido en cinco barrios (Carmen, Velluters, Mercado, Universidad-San Francisco, Seu-Xerea). Para cada uno de estos barrios se ha creado un Plan Espacial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) con un catálogo anexo de edificios protegidos. Estos planes se aprobaron en 1991 en sustitución a los Planes Especiales de Protección (PEP) aprobados en 1984, también con catálogo anexo de edificios protegidos. Tanto en los primeros planes como en los actuales, el sistema de protección adoptado prevé tres niveles diferentes correspondientes al interés o importancia del edificio. Salvando algunas pequeñas diferencias existentes entre las definiciones de los niveles de protección en los planes de 1984 y los de 1991, podríamos resumir que: el primer nivel de protección (“protección integral”) está dirigido a los monumentos históricos-artísticos que actualmente en el barrio de Velluters son ocho: Colegio de las Escuelas Pías, el conjunto de tres elementos protegidos pertenecientes al Antiguo Hospital, Ermita de Santa Lucía, Colegio del Arte Mayor de la Seda, Convento de San Carlos Borromeo, iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Este nivel de protección prevé la máxima conservación de los monumentos. Al resto de la edificación del tejido urbano se le asignan otros dos niveles de protección: nivel dos (“protección individual general” o “protección 2 – estructural”), que se aplica a algunos edificios de carácter singular dentro del barrio y nivel tres (“protección parcial” o “protección 3 – arquitectónico”), que se aplica a algunos edificios que se caracterizan por el reconocimiento de un valor parcial o puntual en algún elemento que suele ser la fachada hacia la calle.

INTERVENCIÓN 12/12. Virginia Villaplana / Participantes Taller Lo viejo y lo nuevo
Esta última intervención recoge una selección de imágenes de Velluters registradas durante la celebración del taller teórico-práctico Lo viejo y lo nuevo, impartido por Virginia Villaplana en la EASD de Valencia los días 20, 21 y 22 de octubre de 2009. Los participantes del taller que han colaborado en este palimpsesto son: Rocío Álvarez, Gerardo Belmonte, Lebymar Blanco, Adriana Carcelén, Rosana Gisbert, Isbel Meseguer, Vanessa Martínez, Alicia Royo, Raquel Villar (coordinadora del taller) y Virginia Villaplana, autora del proyecto.
La intención principal de este taller era generar, a partir de recorridos y derivas por el barrio, un banco de imágenes fotográficas y videográficas compuesto a partir de varias líneas de actuación. Los diez temas elegidos son: Animales, Arquitectura, Calle, Hueco, Inacabado, Interiores, Palabra, Resto, Retrato/Objeto, Verde/Natura como un intento de abarcar las características definitorias del Velluters actual. El cuadro anexo representa la selección de una imagen por participante para cada tema. Los espacios en blanco, en algunos casos abundantes, indican la ausencia de esa selección.

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Virginia Villaplana (París, 1972). Artista, escritora y productora cultural. Doctora en Bellas Artes (UM), profesora colaboradora del Master en Estudios y Proyectos de Cultura Visual (Universidad de Barcelona) y profesora asociada de Comunicación en la Universitat de Valencia. Como productora cultural ha  realizados  los proyectos de arte y cultura visual In/security in a global context. The City of Women (Ljubljana, Slovenia), Le détournement des technologies (Bruselas), Imaginarios en Tránsito (CGAC, Santiago de Compostela), Relatos culturales sobre la violencia de género (MNCARS, Madrid) y Working Documents (Centro de la Imagen. Palau de La Virreina, Barcelona). Ha publicado los libros Zonas de Intensidades (Madrid, 2008), 24 Contatiempos (Valencia, 2001) y Cine Infinito (Valencia, 2007). Es coeditora del libro Cárcel de amor (Ministerio de Cultura, MNCARS, 2005). Sus líneas de trabajo se centran en el documentalismo en la práctica artística, sociedad del conocimiento y contenidos digitales, estudios de cultura visual, etnografía del territorio y pedagogías críticas colaborativas aplicadas al cine, la fotografía y la práctica videográfica como acción cultural.

Más información en: www.virginiavillaplana.com

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